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Sembrar para comer

Comer lo que uno siembra es cada vez una práctica que toma mayor protagonismo en los espacios urbanos en Quito.

 

Jardines, ventanas, pasillos, han dejado de ser lugares decorativos para convertirse en áreas productivas de sembrío. Se trata de la agricultura urbana participativa, una tendencia adoptada por los quiteños.

En el 2002, luego de un foro internacional sobre urbanidad, el Distrito Metropolitano decidió impulsar el proyecto de Agricultura Urbana Participativa. En sus inicios implementó un huerto demostrativo en uno de los sitios turísticos más visitados, el Panecillo.

Ante el interés de la ciudadanía, estos pequeños sembríos se replicaron en otros sectores de la capital. Tres años más tarde, esta iniciativa pasó a formar parte de la Agencia de Promoción Económica ConQuito. 

A partir de ese momento, el personal técnico de la entidad comenzó a dar capacitaciones a personas interesadas en este proyecto.

 

Actualmente, hay dos modalidades para recibir este tipo de asesorías: presencial e intensiva.

En la primera, al menos 4 personas deben hacer una solicitud a ConQuito, posteriormente este organismo envía a una persona especializada para que brinde la capacitación necesaria cada 15 días con un costo de 50 centavos por persona; mientras que en la segunda modalidad, se debe asistir dos veces por semana.

Actualmente, existen más de 1.000 huertos en los 7 distritos que conforma Quito y en los últimos 3 años esta cantidad se ha duplicado. Según Bryan Bonilla, técnico de la zona Calderón, esto se debe a la migración interna; es decir, la llegada de personas de zonas rurales que tienen más apego a la tierra, y por ende, se inclinan por este tipo de actividades.

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